Dioses de la Mitología Romana

Actualizado agosto 1, 2022

En la vastedad de la historia humana (por lo menos de la que tenemos registro) el ser humano no va venerado un dios único y abstracto, sino en muchos casos muchos y en muchos asuntos bastantes concretos. Sí, muchas civilizaciones han sido politeístas y el pueblo romano no es la excepción. A continuación, en sintonía, presentamos dioses de la mitología romana: características, información e imágenes.

Dioses mitológicos Romanos

¿Los romanos creían en sus dioses? La respuesta es un sí, aunque tal vez no existía la introspección tan típica del cristianismo en sus creencias. Los dioses romanos eran alejados, pero también cercanos: y eso no solo por su apariencia humana en la mayoría de los casos, sino porque podían representar tanto fenómenos naturales como humanos. 

Por supuesto, el paso del tiempo, en una civilización que ha durado tantos siglos, ha ocasionado también cambios en las divinidades: muchas tenían rasgos que luego se modificaron, sobre todo teniendo en cuenta las prestaciones del mundo griego en sus historias y atributos.

A continuación presentamos los dioses romanos más importantes, aclarando que es una breve lista ya que posiblemente no haya un pueblo más creyente en múltiples divinidades (a veces provenientes de tierras lejanas) como el pueblo romano.

Júpiter

Júpiter es una gran divinidad romana, a veces representado con un rayo y un cetro. Esta divinidad gozaba de gran popularidad, siendo invocada en los momentos de mayor desesperación por el pueblo y los mismos gobernantes. Estaba asociado con los fenómenos atmosféricos, el cielo y la luz.

Júpiter, en un claro préstamo del Zeus griego, junto a sus hermanos Neptuno y Plutón, luchó contra su padre Saturno. Una guerra de muchos años en la que obtuvo la victoria y se convirtió en rey del cielo. Por supuesto, Júpiter tiene otros rasgos: relacionado con los ciclos agrarios, pero también una suerte de estandarte del derecho y la justicia, con el desarrollo del Estado romano.

Juno

Juno es considerada la reina de los dioses, ya que es consorte de Júpiter y también su hermana. Es una divinidad vinculada a la maternidad, al matrimonio y facilitadora de la comunicación. Era muy invocada cuando se producían conflictos personales, sobre todo cuando se tenía la sospecha que la persona sufría por acciones divinas.

Junto a Júpiter y a Minerva conformaron la llamada Triada Capitolina. Juno posee muchos de los rasgos de la Hera griega en cuanto a los celos y la crueldad que podían generarle las andanzas de su esposo.

Minerva

Minerva era conocida como la diosa de la sabiduría y la astucia, aunque era tan polifacética que podemos añadir: la estrategia, la guerra, las ciencias, la navegación, la filosofía, la justicia, la ley, el estado, la educación, la medicina, la magia, oficios, el arte y mucho más.

Era adorada por ser protectora del pueblo romano (al igual que su contraparte griega hacía lo propio en Atenas) y muy hábil en el arte de la guerra. Su representación era la de una doncella con ramas de olivo, además de elementos como lanzas, cascos y escudos.

Diana

Diana era la diosa de la caza y protectora de la naturaleza, la tierra y los animales. Se la solía simbolizar con una luna, además de un arco de plata, flechas y un ciervo a su lado. Los romanos la consideraban una divinidad digna de ofrendas ya que contaba con la capacidad de comunicarse con los animales y facilitar la caza. Era una diosa que de algún modo facilitaba los alimentos.

Ella casta, por lo que se convirtió en un emblema de virtud, tenacidad y belleza. Su equivalente griego era Artemisa.

Neptuno

Neptuno era conocido como el dios de los mares, el equivalente romano a Poseidón y por lo tanto hermano de Júpiter. Sus símbolos era una corona y el famoso tridente. La mitología romana nos recalca que dicha deidad vivía debajo del mar y que sobre todo los pescadores solicitaban su ayuda: no solo para tener una buena pesca, sino también para aquietar los mares.

Neptuno tenía como lugar privativo los mares y podía controlar las aguas con su enorme fuerza. Se decía que era también el causante de temblores y terremotos que se ocasionaban en ocasiones en la tierra. Asimismo, los romanos también lo asociaba a Neptuno con los caballos. Había mucho de impetuosidad en este dios y no vestía ropas suntuosas.

Marte

Marte era el dios de la guerra, el equivalente al griego Ares. Si había un conflicto bélico él se deleitaba y a veces era pensado como generador de los mismos. Aconsejaba y era evidentemente un sabio en las estrategias. Se lo simboliza con una armadura de bronce, una espada y un yelmo al estilo romano.

El lobo y el pájaro carpintero eran sus símbolos, además de tener como esposa a Venus. Los batalladores solían invocar a Marte en el momento de lucha o también para otorgarles un último arresto, en la búsqueda de gloria en la lid. También era asociado a otras ideas como valentía, belleza, pasión y, por supuesto, violencia.

Venus

Venus era la diosa romana del amor, la belleza y la fertilidad, equivalente de la Afrodita griega. Era adorada y festejada en muchas fiestas y mitos romanos. Era una divinidad con el poder de controlar el deseo carnal, asociada o visualizada como una paloma o concha marina.

Era la esposa de Vulcano, aunque también la amante de Marte. Julio César supo adoptarla como su protectora y Virgilio, como un halago a su patrón Augusto, señaló que Venus era el ancestro femenino de todo el pueblo romano a través del legendario Eneas y su hijo Ascanio.

Mercurio

Mercurio era un importante dios del comercio, hijo de Júpiter y de Maia Maiestas. Su nombre está vinculado con la palabra «merx», es decir, mercancía. Si bien pueden existir en este elementos etruscos, lo cierto es que la mayoría de los préstamos son griegos, provenientes del mismo Hermes.

Vinculado con el místico Pegaso o con las sandalias aladas, era muy necesitado por las personas en las cuestiones de dinero. Sin embargo, ahí no se reduce todo Mercurio: estaba vinculado también a la elocuencia, el mensaje, la comunicación, las artimañas, los viajeros y las fronteras.

Vesta

En la mitología romana Vesta era la diosa del hogar, hija de Saturno y Ops, además de hermana de otros olímpicos romanos como Júpiter o Neptuno, entre otros. Representaba la arquitectura de la casa, la cocina y el fuego que mantiene a los hogares vivos y unidos. Su símbolo era una vela o un cetro que sostenía siempre su mano.

Era una divinidad del hogar y metafóricamente hablando del mundo interior. Su equivalente era la griega Hestia, pero no proliferan las imágenes: se decía en el pueblo romano que con solo encender una vela en el hogar se podía sentir su calidez y amistad.

Plutón

Plutón era el dios del inframundo en la mitología romana, el equivalente griego de la divinidad Hades. Por lo tanto, era hijo de Saturno y Ops, pero también hermano de Júpiter, Neptuno, entre otros. Su palacio se halla en el Tártaro, donde como soberano vela por la administración del estado y dicta leyes inflexibles. Naturalmente, gobierna a todas las almas que están por llegar a sus tierras oscuras.

Podía ser invocado para la comunicación de almas y asuntos de muerte, además de que se lo representaba con su abominable perro guardián, Cerbero, de tres cabezas.

Vulcano

Vulcano era el dios romano del fuego, además del patrón de todos los oficios relacionados con los hornos y fraguas del mundo romano. Algunos pensadores, incluso en la época de la misma Roma, asocian a esta deidad con una venerada desde antiguo: Tito Tacio, rey sabino, habría dedicado una serie de altares a divinidades entre las que se hallaba Vulcano.

Vulcano era la fragua y la forja, construyendo elementos para los mismos dioses, entre ellos de tintes guerreros. Su equivalente griego era Hefesto y por lo menos en cierto tiempo de la historia adquirió similares rasgos físicos.

Baco

Baco era una suerte de dios del vino y de los excesos, referenciado de algún modo al griego Dioniso. A esta deidad en Roma se la solía invocar en los tiempos de cosecha de uva y las plegarias estaban vinculadas con la producción del buen vino. También era conocido como el dios de las danzas y de las fiestas. Su símbolo era la vid con frutos o una copa de vino.

Ceres

Ceres en la mitología romana era la diosa de la agricultura, las cosechas y la fecundidad. Su equivalente en el mundo griego era Deméter y de ella provenían el nombre de los cereales. Ella era hija de Saturno y Ops, por lo tanto también hermana de Júpiter y madre de Proserpina (la Perséfone romana).

Se creía en sus habilidades para la siembra y el arado, así como en su poder divino para nutrir la semilla joven y fertilizar las plantas. Los romanos adoraban a Ceres para que sus plantas dieran buenos frutos y que los animales se reprodujeran con la acción de la simiente. Su símbolo eran las espigas de trigo.

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