Dioses Japoneses de la mitología

Actualizado septiembre 13, 2022

Los seres humanos han creído (y para algunos creado) una multitud de divinidades, con diferentes tipos de popularidades y zonas de influencia. Muchos pueblos, sin embargo, han alabado una multitud de dioses como el caso de los japoneses. A continuación, como en ningún otro sitio, presentamos dioses mitológicos japoneses: información e imágenes. 

Dioses mitológicos Japoneses

La mitología japonesa tiene su complejidad, partiendo de la base que los dos credos mayoritarios en dicho país son el budismo y el sintoísmo (el segundo conocido como autóctono). Y mientras que el primero considera a los dioses como seres igualmente atormentados por la sucesión de vidas (y por su realidad placentera no proclives a evolucionar como sí los seres humanos), el sintoísmo cree en deidades, llamadas kami, que pueden representar tanto grandes fenómenos naturales como estás reducidas a pequeños espacios territoriales, como si fueran genios locales.

Ama no Uzume

 

Es la diosa (kami) de la felicidad, la fertilidad y la danza. Y es una divinidad muy importante en la mitología sintoísta: fue la responsable de que Amaterasu, diosa del sol, saliera de la caverna. Es que los desastres de Susanoo, dios de océanos y tormentas, hicieron que la deidad solar se ocultara en una cueva. El mundo así había oscurecido y se atrajeron espíritus malignos.

El baile de Ama no Uzume, que generó carcajadas entre los dioses en el interior de la cueva, llamó la atención de la diosa solar, quien entreabrió la puerta de la cueva por simple curiosidad. Ese solo movimiento hizo que los otros kami la forzaran a salir, para que nunca más faltara el sol al mundo.

Esta pequeña anécdota demuestra como Ama no Uzume no solo representa la felicidad y la danza (bailó sobre un cubo hasta quedar desnuda), sino también la fertilidad, en su vinculación con el mismo sol.

Amaterasu

Amaterasu es la diosa solar dentro de la mitología japonesa. Es una de las principales deidades del sintoísmo, representada ya en los primeros libros literarios de la nación como el Kojiki. Podía ser presentada tanto como gobernante del reino celestial (takamagahara), como también un antepasado mítico de la familia imperial.

El principal lugar de culto es el Gran Santuario de Ise, en la prefectura de Mie, uno de los lugares más sagrados del sintoísmo, sitio turístico y de peregrinación. Por otro lado, era considerada una divinidad de carácter amable y compasiva con quienes la adoraban. Podemos decir que es la gran deidad sintoísta.

Izanagi

Izanagi es una suerte de deidad y originaria japonesa. Él y su esposa Izanami crearon muchas islas, deidades y antepasados en Japón. Su esposa murió dando a luz e Izanagi trató de rescatarla del inframundo, pero falló. En el rito de limpieza a su regreso Izanagi engendró los llamados «tres niños preciosos» de su ojo izquierdo, uno de ellos es la deidad solar Amaterasu.

La historia de Izanagi e Izanami puede que tenga alguna identidad con la de Orfeo y Eurídice, pero la diferencia vital con el mito griego es que Izanagi cuando la percibe en el Yomi o inframundo, se da cuenta que era un monstro infernal. Ella, enfurecida, intentó matarlo.

Tsukuyomi

Tsukuyomi es el dios de la luna de la religión sintoísta y la mitología japonesa. Este es el segundo de los tres hijos nobles que engendró Izanagi, quien había creado la primera tierra, cuando se baño para limpiar sus impurezas luego de volver del inframundo. Tsukuyomi nació del ojo derecho de la deidad primordial.

Dicha divinidad ascendió a los cielos mediante la escalera celestial, donde vivió con su hermana, la diosa solar, Amaterasu. Esto fue así hasta que Tsukuyomi mató a otra deidad en un banquete, la que representaba la comida, Uke Mochi. Este hecho contrajo dos consecuencias: del cadáver de Uke Mochi surgió la comida para los seres humanos, del enojo de Amaterasu con su hermano se produjo que el sol y la luna siempre anduvieran separados en el cielo.

Susanoo

Susanoo en el sintoísmo es el dios del mar, de las tormentas y de las batallas. Es tanto hermano de la diosa solar Amaterasu, como del dios lunar Tsukuyomi. A veces es considerado moderado y otras veces francamente brutal. Puede verse en esta figura una suerte de divinidad local de Izumo, pero también , pero también una divinidad más basta, antecesora del linaje imperial.

Este habría nacido de la nariz de su padre, cuando, lo repetimos, habría vuelto del inframundo y cumplido con los ritos de purificación. Desde muy joven Susanoo demostró ser frío y agresivo, pero también con gran potencial. Su padre dividió el reino y le concedió a Susanoo la tierra, el mar y el rato; aunque este quería más.

Hay una historia oscura alrededor de Susanoo: esperó que su padre, Izanagi, entrara en un sueño divino. Tras ello, tuvo una batalla con su hermana Amaterasu, que tuvo grandes consecuencias para el mundo. Ante semejante realidad, un consejo de una multitud de dioses lo expulsaron del cielo, directamente hacia la región de Izumo.

Uke Mochi

Uke Mochi es la diosa sintoísta  japonesa de la fertilidad y los alimentos, creadora de la flora y la fauna, además de proveedora de las sustancias vitales. Su nombre significa «el Genio de la comida» y ya conocimos algo de su historia con Tsukuyomi: cuando la deidad lunar la mató se dio nacimiento a cosas útiles  y comestibles.

¿Qué cosas surgieron a partir de la muerte de Uke Mochi? El caballo y la vaca salieron de su cabeza, sus cejas produjeron los gusanos de seda, su frente dio el mijo y el arroz surgió de sus ojos.

Inari

Inari es una deidad sumamente polifacética, venerada tanto en el mundo sintoísta como en el budista. Es la divinidad de la fertilidad, el arroz, la agricultura, los zorros, la industria y el éxito en general. Puede ser representada como masculina, femenina e inclusive andrógino, además a veces no es solo uno sino una multitud o grupo.

Inari tiene cierto vínculo con los kitsune, es decir, los zorros, que tienen cierta importancia folklórica en el Japón (algo que sintoístas y budistas no ven con buenos ojos). El origen de la veneración de Inari es remoto, pero puede que se remonte inclusive al siglo IX a.C. Sin embargo, esta primera datación es de un kanji (sinograma), por lo que su primer santuario puede que nos remita a unos siglos después.

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