Sir William Henry Perkin: Biografia corta e Inventos

Actualizado septiembre 14, 2019

William Henry Perkin fue un científico, un experimentador, un químico que nada más ni nada menos inició el trabajo de develar el potencial de toda una industria. Su historia es fascinante, por eso aquí te presentamos una biografía corta, inventos y datos curiosos de William Henry Perkin.

Biografía de William Henry Perkin

William Henry Perkin fue un químico británico, un absoluto pionero en el desarrollo de tintes sintéticos. Nació un 12 de marzo de 1838 en el este de Londres, fue el séptimo hijo de un carpintero y siempre recibió una buena educación, ya que asistió a escuela privada. La pasión por la experimentación se anudó a él desde pequeño y todo comenzó con una reacción química que fue una suerte de primera llama de su vocación. Ahí pudo ver colores y cristalizaciones de formas como nunca antes, una actividad que iba más allá de todo lo que había realizado en el pasado.

Por aquel motivo y pese al disgusto paternal, Perkin con solo 15 años ingresó en el Real Colegio de Química de Londres y con 17 años ya estaba contratado por el químico alemán August Wilhelm von Hofmann. Era una suerte de asistente de laboratorio, que de todas maneras completaba a su maestro, quien era un genio en la teoría, pero asiduo en tropiezos en la práctica. Esto último era el fuerte de William y de ese terreno derivó una gran tarea un año más tarde: le asigno Hofmann la síntesis de la quinina, una sustancia química natural que se aísla de la corteza de un árbol  y que servía para tratar la malaria, una enfermedad sumamente frecuente en el siglo XIX europeo. Había hasta premios en aquellos entonces para aquel maestro que lograra sintetizar dicha sustancia, debido a que todavía no se conocía su compleja estructura química.

Tanto el maestro como el aprendiz pensaron que se podía sintetizar por oxidación de anilina y ya lo habíamos dicho: a William Perkin le entusiasmaba en demasía la experimentación, por lo que probó su empresa en un laboratorio pequeño que había montado en su casa. Y aquí ocurrió lo que muchas veces sucede en la ciencia: los descubrimientos emergen por errores, por búsquedas fallidas y nuevas realidades que ni siquiera se habían anhelado en un principio. Es que en la Semana Santa de 1856 una serie de experimentos dieron como resultado para el joven químico no la famosa quinina, sino una suerte de alquitrán oscuro, algo que se desecha como residuo, por lo general. Lo fabuloso es que Perkin notó un color persistente, por lo tanto, podía tratarse de un colorante. Ensayó, repitió y perfeccionó su método hasta comprobar que el resultado era el primer colorante sintético: la anilina morada o malva. Con tan solo 18 años patentó la idea.

Ese fue el comienzo del despegue: William Perkin promovió una investigación intensa sobre colorantes, pinturas y tintes. Junto a su padre y hermano erigieron una fábrica para producirlos, ya que el color obtenido, el violenta, era sumamente difícil de conseguir y era muy apetecido, pensando en un negocio jugoso, desde tiempos pretéritos. Pero Perkín no solo demostró en esos años ser un pionero en la química, ya que también organizó su emprendimiento,  consiguió los capitales, realizó labores comerciales y de ventas, así como mejoras técnicas en el proceso industrial. A los 21 años el precoz químico era millonario.

En los años siguientes, Perkin desarrolló gran variedad de tintes sintéticos y diversificó su producción con perfumes, a la vez que adquirió popularidad en el mundo de la moda por sus aportes de colores para los tejidos. William Henry Perkin, químico y empresario, había creado una nueva industria, la química. De todos modos, esa velocidad de cambios y progresos en su vida no se detuvo: a finales de la década del sesenta y principios del setenta del siglo XIX la competencia con la industria química alemana fue sumamente dura y perdió terreno. Compañías como Bayer, BASF y Hoechs eran muy productivas y poderosas. Por tal motivo, en 1874 vendió todo su negocio  y se retiró. Contaba el químico solo con 36 años. Y si bien cedió la primacía de los tintes sintéticos a los alemanes, no dejó de lado sus investigaciones en química orgánica, pasión que lo acompañó hasta su muerte.

William Henry Perkin falleció en Sudbury, Inglaterra, un 14 de julio de 1907 ¿La causa? Una mezcla tan paradójica como las combinaciones químicas que efectuó toda su vida: pulmonía y apendicitis.

Sir William Henry Perkin y sus Inventos

William Henry Perkin, a diferencia de otros aficionados a la química, poseía un nivel de curiosidad que no se reducía a la mera teoría, sino que se arraigaba fuerte en la experimentación. La obtención de los tintes sintéticos podría resumirse como la invención más importante de todas. El hecho de producir anilina morada, malveína o malva de Perkin fue un suceso que generó un cambio no solo en la vida del empresario y químico, sino también en el mundo, teniendo una fuerte raigambre en el ámbito de la moda. El color morado siempre fue buscado y asociado a la realeza: desde la audacia de Perkin se convirtió en un tinte lo bastante accesible.

Pero el poder de invención de William no se redujo a un color, sino que siguió probando con diversidad de tonalidades. De hecho, posteriormente, había hallado un método para comercializar un tinte rojo y brillante como la alizarina, aunque la empresa alemana BASF patentó el proceso justo un día antes. Asimismo, descubrió un método para modificar la estructura de los compuestos orgánicos a nivel molecular: este proceso denominado Síntesis Perkin produjo cumarina, un perfume sintético con un apacible sabor a vainilla.

Otro hito importante, unos años después de su retiro, para ser exactos en 1878, fue el hallazgo de lo que sería luego denominada Reacción de Perkin. Era un método para obtener ácidos grasos no saturados.

Curiosidades de William Henry Perkin

La vida de William Perkin está llena de hechos curiosos. Por ejemplo, para comenzar, hay que decir que el propósito inicial como joven químico de sintetizar quinina nunca sucedió y hubo que esperar hasta 1944 para que otros lo hicieran. Sin embargo, ese error, tal camino frustrado, derivó en el descubrimiento de la industria de los colorantes sintéticos, lo cual lo convirtió en un empresario rico y famoso. Este suceso, increíble, que demuestra como la cientificidad se mueve a tientas muchas veces, nos aproxima a otro suceso curioso que fue el hecho de que se produjeran colores sintéticos ¿Por qué? Porque antiguamente su producción dimanaba de fuentes naturales, que por lo tanto eran exiguas y, lo que es lógico, se agotaban. Perkin amplió, con la síntesis, la cantidad, la variedad y hasta si se quiere la accesibilidad.

Por otro lado, hay que decir que el primer color descubierto en pura síntesis química fue el morado, casi violeta, algo muy pretendido siempre porque era propio de la realeza. En 1862 la reina Victoria utilizó para la Exposición Real un vestido con dicha tonalidad. Asimismo, hay que decir que en los años de máxima popularidad se decía que se podía conocer que fabricaba Perkin con solo ver las aguas alrededor de su empresa, ya que el color vertido de las mismas indicaba el tono o si era perfume.

Finalmente, para terminar con algunos hechos asombrosos de este gran químico, debemos decir que en 1906 se estableció la medalla Perkin en conmemoración del 50 aniversario del primer descubrimiento y como una manera de premiar a aquellas personas que efectuaran la mejor aportación en química industrial. Está de más decir que William Perkin recibió en vida una cantidad innumerable de gratificaciones y medallas: la Real y la Davy de la Royal Society en 1879, lo nombraron miembro extranjero honorario de la Sociedad Química Alemana y lo mismo en la Sociedad Química francesa, fue nombrado Caballero de la Orden Británica  y recibió el título de sir en 1906.

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