Actualizado diciembre 10, 2017
La guerra siempre ha sido una continuidad humana, un desenlace necesario, un atajo demasiado penumbroso en la convivencia ¿Por qué? Ya a estas alturas podríamos decir que la naturaleza del hombre nos lleva a eso, que hay una pulsión de muerte guiando cada uno de sus pasos de una manera lóbrega y que tarde o temprano así será el fin de todo. Sin embargo, la esperanza siempre existe, tal vez de aprender de los errores del pasado, comprenderlos y no volverlos a cometer. A continuación hablaremos de la guerra más gigante, poderosa, la que más recursos y países movilizó por seis años: la Segunda Guerra Mundial.
Las causas de la Segunda Guerra Mundial
Los equilibrios a veces son precarios, una suerte de castillos de arena sostenidos por el placer momentáneo de una brisa. Eso sucedía en la década del treinta en el mundo: las expectativas de una vida gloriosa se habían deshecho con la crisis de 1929, el ambiente era triste; se sabía que algo malo iba a ocurrir tarde o temprano. Por estos años Freud intercambia cartas con Einstein pensando en la guerra y sus posibilidades ¿Era una elucubración que proyectaba futuros necesarios? Lo cierto es que el mundo se modificó y fue insostenible un conflicto bélico más cruento que el anterior.
Las causas son extremadamente complejas porque responden a visiones elitistas, nacionalismos, racismos, expansionismos imperiales, enconos pasados, anticomunismo, etc. Italia, por ejemplo, había quedado sumamente insatisfecha con las ganancias de la Gran Guerra, además de una situación económica precaria; Japón era una suerte de imperio que se desarrollaba y quería toda Asía para sí; Alemania, por último, fue la gran víctima del Tratado de Versalles, desarrollando odios, sed de revancha y una avanzada industrial y militar sumamente sorpresiva. Recordemos que Hitler asciende al poder bajo la figura de canciller un 30 de enero de 1933; la República de Weimar era débil y sórdida.
¿Y los que serán aliados? Sacando a Estados Unidos, principal potencia del mundo, tanto Francia como Gran Bretaña estaban sumamente endebles para afrontar otro conflicto bélico. De algún modo muchos estudiosos del tópico han recalado en lo mismo: se quiso evitar a toda costa la conflagración, tal vez con perjucio de las millones de vidas que terminaron cegadas de una manera injusta.
El comienzo de la Segunda Guerra Mundial
Siempre nos gusta colocar un mojón en los sucesos, ya que para ser comprensibles deben ser a su vez delimitables, claros de algún modo. Si bien las resonancias de una flamante guerra se veían desde los inicios de la década del 30 con el ascenso de Hitler, las andanzas del Partido Nacional Socialista de los Trabajadores, la militarzación de Alemania, la recuperación de Alsacia y Lorena, la anexión de Austría o el funesto desguace de Checoslovaquia, lo cierto es que todo inició con la triste invasión a Polonia, un 1 de septiembre de 1939.
Recordemos que Polonia era una nación nueva, producto de la novedosa configuración geopolítica posterior a la Gran Guerra, con territorios que pretendían tanto alemanes como rusos. Sus tropas no pudieron hacer frente a la batalla relámpago de Hitler y su poderoso armamento; los aliados, propiamente dicho, no existían aún y vicilaron un buen tiempo. El 6 de octubre el país ya estaría derrotado, con bajas sensibles y una caída abrupta en la calidad de vida sobre todo para los polacos judíos.
Desarrollo y hechos históricos de la Segunda Guerra Mundial
Podemos hablar de una primera etapa con la total derrota, pese a tener mucho de heroicidad, de Polonia. El pacto Molotov- Von Ribbentrop, firmado por la URSS y Alemania, entre otras cosas, pactaba una divisón de aquel país subyugado. Sí, Stalin tampoco quiso vérselas de primeras contra Hitler, por lo tanto intentó llegar a acuerdos que luego no se sostuvieron en el tiempo.
Luego siguieron los Países Bajos, Dinamarca y Noruega, con una nula capacidad de combatir a Alemania que avanzaba en el frente Occidental ¿El objetivo? Primero Francia; luego Inglaterra. Para 1940 la línea Maginot fue cruzada y Francia derrotada sin objeciones. Es importante aclarar que la nación gala había obtenido en la primera guerra mundial una victoria absolutamente pírrica, contrayendo problemas económicos y con un sostén nulo de sus posesiones de ultramar. Por eso en escasos meses se firmó la rendición y Alemania ocupó tres cuartas partes de Francia.
La siguiente etapa es la de la resistencia inglesa, sometida por el poder de la aviación alemana; la famosa Luftwaffe. Londres se vio destruida como otras ciudades e Inglaterra supo tener entre sus filas a individuos de naciones colonizadas. Así de complejas son las guerras a veces. Estos hechos ponen un punto final en octubre de 1940. Si recapitulamos hasta aquí los sucesos podemos decir que fue exigua la intervención hasta aquí de Estados Unidos, que los aliados quisieron eludir la conflagración a toda costa, que Rusia utilizaba el muy manido argumento que el comunismo no se introduce en una guerra burguesa, que Italia era un simple remedo con Mussolini de Alemania, que esta nación era la auténtica protagonista y que Japón podía seguir haciendo de las suyas sobre todo en terreno chino.
Pearl Harbor determinaría el límite del proyecto nipón sobre el expansionismo y la declaración sin ambagues de guerra de Estados Unidos. Cuatro años de luchas en el Pacífico le dieron la victoria a los americanos con su poderío sobre todo naval y con un muy triste corolario: Hiroshima y Nagasaki. Los inicios de Japón como Estados Unidos en el conflicto se dieron a fines de 1941 y en ese mismo año Alemania, sin declaración previa, movió su enorme aparato militar, con tres millones de soldados, para atacar a la URSS a través de su frente oriental. Comienza el principio del fin, ya que los frentes eran innumerables, las condiciones poco óptimas y los recursos, si bien abundantes, principiaban a limitarse.
1943 es el año aliado, ya que no solo Estados Unidos participaba con sinnúmero de armas y contigentes humanos, sino que ya se había decidido poner fin al Tercer Reich de forma concertada. Desde África, superando a Rommel hasta el sur de Italia y el centro de Europa, fueron progresando tropas sobre todo anglo-norteamericanas. Al año siguiente las iniciativas libertarias se realizaron en Francia, siendo recuperada París en agosto.
Lo que sigue es el desenlace alemán: las tropas aliadas ingresaron hasta Berlín tanto en el frente occidental como en el oriental. El 2 de mayo de 1945 se firmó la rendición; Hitler se quitó la vida en un Búnker.
Tecnología de la guerra
La Segunda Guerra Mundial es conocida como el conflicto bélico total por los recursos que se movilizaron y las grandes invenciones que se efectuaron a nivel armamentístico en sentido estricto y lato. A continuación pasaremos revista de las novedades más notorias e importantes, sabiendo, querido lector, que muchas cuestiones se nos escaparán.
Aviones de reacción: Los antecesores directos de esta clase de aviones fueron producidos por Alemania, volando el primero alrededor de 1939. Esta clase de invención permitió que fueran sumamente veloces y tremendamente maniobrables.
Bombas voladoras: Una cosa es lanzar un misil y otra muy distinta poder hacerlos mediante una guía. Esta es una gran invención de la Segunda Guerra Mundial, teniendo con Alemanía, por lo menos, su artífice primigenia. En rigor de verdad, Rusia y Estados Unidos también desarrollaron tecnología similar. Estos misiles crucero fueron utilizados, por ejemplo, en el ataque a Londres.
Misiles balísticos: Wernher von Braun antes de ser un gran protagonista en la tecnología espacial norteamericana tuvo su gran lugar en ciertos artificios o proyectos de la Alemana nazi. Por ejemplo, los misiles balísticos, con un radio de acción muy amplio y con la posibilidad de llegar a alturas insospechadas. 3200 de estos se esgrimieron contra el territorio inglés.
Lanzamisiles múltiples: Se lo conocía como sistema BM-13, de producción rusa y verdadero horros para los nazis por lo difícil de contraatacarlos. Es el primer ejemplo de un complejo sistema de artillería con múltiples misiles.
Armas nucleares: Si la escalada armamentística parece no tener fin, el final, valga la redundancia, debe ser atroz por su destructividad. Múltiples proyectos se dieron en esos años y en diversas potencias al unísono en relación a la energía obtenida por la fisión nuclear. Pensemos en el proyecto Manhattan norteamericano.
Consecuencias y final de la Segunda Guerra Mundial
Se mencionaron alrededor de 50 millones de víctimas en esta enorme guerra. A eso hay que añadirle ciudades destrozadas, secuelas para los supervivientes en los campos de concentración, vías férreas, caminos, campos; todo absolutamente derruido. Alemania se vería atenazada por las grandes potencias, Austría y Checoslovaquia recuperaron su autonomía, Italia perdió todas sus posesiones de ultramar; Europa ya no sería el motor de un mundo que se polarizó entre la URSS y Estados Unidos. Por último, las Naciones Unidas fue erigida como instrumento en búsqueda de la paz.
Alemania, como gran protagonista, sufrió una partición y ocupación de los aliados, además de un desmantelamiento absoluto de toda su industria militar. En lo posible, se trató de no emular el error del Tratado de Versalles.