Actualizado marzo 31, 2021
Toda cultura tuvo su necesidad de creencia en seres extraordinarios, superiores, con rasgos sumamente variados y diversos niveles de abstracción, siendo uno o muchos, antropomórficos o simplemente antrópicos. A continuación, como en ningún otro sitio, presentamos los Dioses de la mitologia maya.
Dioses mitológicos mayas
Los mayas también tuvieron una sensibilidad importante en cuando a la creación de diversas divinidades. Estas tenían una estética muy diferente y representaban en la mayoría de los casos fuerzas naturales o cualidades. A continuación se presentan algunas de ellas.
Kukulkán
Es uno de los primeros dioses creadores, una deidad vinculada con las tempestades y su denominación, en lengua maya, significa «serpiente emplumada». Esta figura mitológica gozó de diversos cultos en todo el mundo mesoamericano.
Kukulkán, se dice, creó vida mediante el agua y le enseñó a los hombres la utilización del fuego. Es una divinidad muy antigua, seguramente anterior a los mayas de la Península de Yucatán y a los Itzáes, fundadores de Chichen Itzá en el siglo VI.
Hunab Ku
Posiblemente este dios, algo abstracto en relación a los otros, sea el más importante de la cultura maya. Se dice que es el único y el verdadero, el ser del que nacen todas las cosas porque alberga todas las dualidades. Es el padre de todos los dioses y se lo representa como entidad incorpórea.
Es llamativo el poder de abstracción que rodea a dicha deidad, consideraba el corazón del universo, la fuente que conectaba la energía de todo ser vivo y que transmitía la información al todo. Es un dios, según el mundo maya, que se manifestaba por medio de ondas, las cuales podían ser de luz, sonido, pensamiento, energía e incluso amor.
Hunab Ku es una divinidad tan primordial que se cuenta que cuando estaba en pleno crecimiento y desplegándose por todos lados propició la formación de planetas, soles, estrellas y todo ser vivo.
Itzamná
Este es el señor de los cielos, un dios maya de la sabiduría y creador de la ciencia tanto como del conocimiento. De acuerdo a cómo se lo represente, puede figurar como un animal o también como un anciano, aunque eso poco importaba porque su poder lo hacía tomar diversas formas. Según ciertos relatos mayas era el hijo de Hunab Ku.
Es curioso decir que esta divinidad posiblemente en sus inicios haya sido una persona de carne y hueso, un sacerdote que llegó a fundar la ciudad de Chichén Itzá. En ese lugar se dedicó a transmitir su sabiduría, sus doctrinas e incluso los primeros caracteres que sirvieron como letras en la región.
Es figurado como un dios benévolo, ya que nunca se lo ve asociado a la muerte, la destrucción o el desastre.
Ixchel
Una de las primeras diosas mayas y representación de la luna, además de patrona de las mujeres. Su esposo era Itzamná, el cual simboliza al sol. A esta divinidad se le atribuyen los dones de la fertilidad, la procreación, el trabajo, la curación, además del agua. Era muy importante en relación a la siembra y cosecha maya.
Sin embargo, Ixchel es una divinidad dual, porque también se le pueden asociar rasgos negativos: la destrucción del mundo y las enfermedades. Y eso se observa en su figura, con símbolos oscuros como una serpiente, lluvia y caos.
Su figura es la de una mujer longeva vertiendo un recipiente de agua o tejiendo mientras sale el sol, motivo por el cual se la conoce como la divinidad del oficio.
Yum Kaax
Yum Kaax era el gran dios del maíz, vinculado con el trabajo de la tierra y un alimento tan vital para todo el pueblo maya. Era muy adorado y representaba una especie de patrono de la agricultura. Asimismo, era una deidad vegetal que cumplía con la labor de otorgarle bienestar a los animales.
Es un dios bueno, simboliza la prosperidad y la abundancia, a pesar de estar siempre rodeados de enemigos mortales. Se lo figuraba como un hombre joven, que llevaba en su cabeza un tocado en forma de maíz o mazorca y también llevaba una vasija en sus manos. Se lo conoce, además, como el señor de los bosques.
Kauil
Kauil es el dios maya del fuego y uno de los más importantes dentro de dicha cultura. Estaba vinculado con los gobernadores en tanto símbolo de poder y también representaba la abundancia de las cosechas. Con él, en la antigüedad, los mandatarios se ganaban en favor de la prosperidad.
Se lo representaba como una divinidad sentada, algo arrugada y mayor, con la particularidad de poseer una nariz prolongada. La cuestión de la edad, en una divinidad, es positiva: Kauil e Itzamná eran viejos, pero eso quería decir que poseían una gran sabiduría.
Esta poderosa divinidad estaba ligada a toa la humanidad en general, pues era considerado el padre de todas las semillas, incluyendo de la humanidad. Esto lo convertía en padre y madre por igual. El fuego que representaba, asimismo, era considerado aquel de naturaleza espiritual, una cualidad interna de la persona que le permite conocerse a sí mismo.
Tepeu
Tepeu es otra deidad importante y primordial en el panteón maya. Vinculado con el cielo y la sabiduría, tuvo el rol valiosísimo de intervenir en la creación de la misma humanidad.
Es importante recordar que el intento de creación de la humanidad tuvo antes dos intentos fallidos, ya que tanto Tepeu como Kukulkán querían crear un ser que los pudiera adorar. El primer intento se basó en seres de barro o fango, totalmente endebles y de un material nada agradable, por lo cual fueron destruidos inmediatamente.
El segundo intento fue con seres de madera. Estos cuadrúpedos, sin embargo, tampoco fueron agradables a los dioses porque carecían de alma, cualidad fundamental para adorar a aquellos. Finalmente, ante dos fracasos, la idea de las dos deidades mencionadas fue crear al hombre a partir del maizal. Ellos fueron los primeros cuatro y complacieron a las divinidades.
Hurakán
Hurakán en la mitología maya era el dios del fuego, el viento y las tormentas. Era también denominado como el corazón del cielo y era un ser con cola de serpiente, de un aspecto reptiloide, portador de un objeto humeante (posiblemente una antorcha) y una gran corona.
Es un dios primordial que ocasionó un diluvio para destruir el segundo intento fallido de hombres, los seres de madera. De su nombre proviene el fenómeno meteorológico tan conocido.