Actualizado febrero 7, 2023
Un país es un constructo socio-histórico y como tal un casi ser viviente que se va dando su historia, que va conformando su tradición, que hace y rehace constantemente su pasado a partir de múltiples interpretaciones, a veces sumamente distintas. El 5 de mayo en México se conmemora un hecho sumamente importante por sus consecuencias y su realidad en sí mismo. Te presentamos imágenes y material de la Batalla de Puebla.
Tarjetas de Feliz Cinco de Mayo
Imágenes de la Batalla de Puebla
Dibujos de Cinco de Mayo para colorear
Cinco de Mayo en México
Los cinco de mayo en México representan una fecha patriótica. Erróneamente se piensa que es una efeméride que tiene que ver con la independencia, pero no es así: da cuenta de los primeros pasos de una nación ante el intervencionismo recalcitrante de las potencias extranjeras. Es que antiguamente las diplomacias no eran artes tan hipócritas o por lo menos las naciones decían lo que querían de una manera más franca. Francia, en rigor de verdad, miraba a México como una potencial colonia para dar rienda suelta a su determinaciones y poner límites al expansionismo de una futura potencia como Estados Unidos. Por eso, cuando se analiza la génesis de la Batalla de Puebla, desarrollada el 5 de mayo de 1862, comenzando a la mañana y terminando al mediodía, no hay que pensar en la deuda que había contraído el gobierno de Benito Juárez. No, porque tanto España como Inglaterra, ambas también naciones acreedoras, dieron sus moratorias al país latino. A Francia, por lo tanto, no le interesaba nada de eso.
¿Y cómo se celebra un cinco de mayo en México? Actos patrióticos se desarrollan en toda la jornada, los colegios y otras instituciones recuerdan las gestas y sus personajes principales, la gente come platillos típicos, se escucha música tradicional, se recrean actos con personas vestidas a la antigua usanza, se decoran los hogares con insignias, colores y estandartes que recuerdan a la patria.
Conmemoración de la Batalla de Puebla
«Ustedes enfrentarán seguramente a los primeros soldados del mundo, pero recuerden que son los primeros hijos de México», fue lo que dijo en la hora indicada Ignacio Zaragoza, ministro de guerra durante el juarismo y comandante del ejército del Oriente, un cuerpo creado pura y exclusivamente para la confrontación contra las huestes francesas. Es que Francia no perdía una batalla desde Waterloo y se consideraba una vanguardia absoluta en el belicismo. La Batalla de Puebla da cuenta de una victoria mexicana sobre esa vanguardia, forzando retiradas; pero en la que finalmente Benito Juárez sería depuesto y México sufriría la presencia de una Monarquía absolutamente extranjera, con Maximiliano de Habsburgo a la cabeza, fruto del intervencionismo desembozado galo.
Se conmemora entonces una batalla patriótica, un decir no a las fuerzas foráneas, un cuidar lo propio frente a extranjeros y cipayos internos (recordemos la colaboración conservadora a los franceses). Las fuerzas de Ignacio Zaragoza, mal pertrechadas y subalimentadas en muchos casos, vencieron en una jornada histórica, que duró algunas horas, a las huestes de Charles Ferdinand Latrille, pertenecientes al segundo imperio francés. El corolario de la batalla fue: 476 muertos y 345 heridos para el bando francés mientras que hubieron 83 muertos, 250 heridos y 12 desaparecidos para el Ejército de Oriente. Los derrotados se retiraron a Amozoc; a los días Zaragoza moriría por una fiebre tifoidea (considerado en esta batalla como un gran estratega).
Causas y Consecuencias de la Batalla de Puebla
Siempre existen causas evidentes y causas solapadas. Las naciones, en la mayoría de los casos, no suelen ser independientes sin más. Existen sectores que van perdiendo poder, sectores que, en definitiva, se veían favorecidos con la realidad colonial. Una de las causas de la batalla de Puebla podemos encontrarla en la Guerra de la Reforma, en la que el liberalismo mexicano le dio una fuerte estocada al conservadurismo y a la Iglesia, sectores que apoyarán la idea luego de una monarquía francesa en México. En lo inmediato, tenemos que saber que México había contraido deudas con ciertos países y el gobierno de Benito Juárez se encontraba en una situación dificultosa para llevar adelante los pagos. Las potencias acreedoras eran Inglaterra, Francia y España, dispuestas a utilizar sus armas y tropas con tal de recibir lo adeudado. Juárez sabía que no había fingimientos, por eso creó el comando del Oriente e hizo fortificar Puebla, camino directo hacia la capital. En febrero de 1862 las iniciativas de acuerdo estaban totalmente encaminadas, además del reconocimiento absoluto de la independencia mexicana. Un mes después nada había cambiado, pero tropas francesas arribaban al puerto de Veracruz, con Charles Ferdinand Latrille a la cabeza. Sí, no había negocación posible ya que Francia quería incidir directamente en América, tener un control más directo de sus posesiones en la zona y poner coto al expansionismo de Estados Unidos, nación joven pero con futuro de potencia. Inglaterra y España, observando estos intereses colonialistas directos, aceptaron moratorias de pagos y salieron de la discusión.
¿Las consecuencias? Las consecuencias son claras, porque si bien las tropas mexicanas vencieron en Puebla a las francesas ese 5 de mayo en exiguas horas, estas terminaron triunfando a la larga, con mayores recuersos, bien pertrechados y absolutamente apoyados por grandes sectores de los conservadores. En primer lugar el gobierno de Benito Juárez fue depuesto, siendo obligado a trasladarse a San Luis de Potosí y luego a otras ciudades. Francia ocupó gran parte de los asentamientos urbanos mexicanos, los conservadores pidieron a gritos una monarquía extranjera, ya que estas tenían una buena fama en cuanto a su religiosidad y éxito político; en fin, todo derivaría finalmente en la segunda intervención francesa en México y la confección de una monarquía extranjera, con un príncipe que sabía poco y nada de su nación, hasta 1867 (Maximiliano de Habsburgo, emperados de México).