Actualizado febrero 7, 2023
Esa señora que nos regala alegrías, abnegada, una extraña persona con la que veíamos algo inusitado: nos daba más de lo que recibía. Acaso sea unas de las pocas personas, en nuestra vida, que sienta una total y absoluta empatía, que nuestros dolores sean suyos, lo mismo que los pesares y las alegrías de toda laya. Es que la madre es todo, a tal punto que fracasamos en describirla porque necesariamente, en muchos casos, nos quedamos cortos. Por eso, aquí te presentamos imágenes con frases y poemas bonitos para el Día de la Madre. Como siempre, te traemos la mejor información. Con un material que no hallarás en ningún otro sitio ¡No te pierdas el posteo!
Imágenes con bonitos Poemas para el Día de la Madre
Cuando tenemos mucho en el interior para decir, queremos decirlo. Así de simple; es casi un acto vomitivo. Sale, es espontáneo, una suerte de catarata indestructible e ineluctable. Nos cuesta contener ese desorden interno y lo largamos en palabras o acciones de otro tipo. El amor por una madre puede ser parte de ese lirismo y bien lo vale. Por eso, aquí no sólo te llenamos de un número de imágenes maravillosas, sino también de poemas. Unos vocablos sometidos a cierta métrica o sin ella, pero con más abundancia de espacio para expresar lo que de todos modos es tan grande y fuerte que nada contiene. Necesitaríamos miles de papiros y hojas para decir lo mucho que queremos a nuestra progenitora y sin embargo creemos que nos quedarías cortos, muy cortos.
Y aquí tocamos un tema vital, que bien puede reflejar nuestra relación con una madre, pero que se hace extensible a otras. A veces confiamos en lo que sentimos adentro, decimos y juramos que es puro. Que amamos a esa persona, que daríamos todo por ella y que nos entristeceríamos sobremanera si algo le pasara. Perfecto: ¿demostramos algo de todo eso? Y tal vez hurgando un poco en nosotros nos damos cuenta que no o no lo suficiente. Entonces este es un consejo humilde, pero que puede servir: el amor, el cariño se vislumbra en la acción, no podemos confiar que nuestra querencia sea entendida en forma telepática por el otro. Todo lo que es inter-subjetivo, es decir, que comporta otra persona, tiene sumas dificultades; nunca sabemos a ciencia cierta que entendió el otro o que piensa de nosotros. Por eso, una sola cosa: demostremos. Seamos cariñosos, compartamos momento, realicemos presentes o todo lo que consideremos indispensable para que el amor exude por todas partes. Sí, ahí en lo concreto se ve y no en una suerte de fuero interno o cielo platónico. Los valores se encarnan.
La madre no escapa a ello: muchas veces más solicitada que comprendida, desdeñada sin querencias, centro de apetencias pero no para ser escuchada. Creemos que quien dio la vida merece todo y más. Repetimos: no importando quedar corto en alguna suerte de devolución; las economías en el amor poco importan.
Aquí te dejamos un buen número de imágenes, 50 en total, preparadas para ser descargadas, compartidas y dedicadas. Asimismo, puedes vislumbrarlas en soledad porque tan llenas de ideas algunas te pueden quedar y enseñar. Tienes poemas, frases referidas a la madre y algunas atinentes a su gran día, su efeméride hermosa. Como siempre, esperamos que el material sea de tu agrado, querido lector.
Imágenes con hermosas frases para el Día de las Madres
Hay ciertas situaciones que nos llevan a un lirismo sin igual, a una expresión, a toda costa, de aquello que pasa por dentro, que revolotea, un verdadero caos interior. ¿Y cómo damos cuenta de ello? Con las palabras. Pero en seguida, lamentablemente, surge una contradicción: los vocablos no sirven o, mejor dicho, quedan cortos, pequeños, infinitesimales ante lo anunciado, por lo que significa y moviliza. Eso acaece cuando hablamos de la madre, esa que estereotipadamente es abnegada con su niño, cariñosa, la eterna solución, la tranquilidad; en verdad, nuestra real deidad ¿Acaso a los ojos de los niños no es así? Sí, la madre es nuestra diosa y si dudamos busquemos los resabios de ese pensamiento pueril: la llamamos ante las dudas, la usamos como oído por los dolores, la comprendemos como placebo existencial y como guarida ante las tempestades del infortunio. Sí, todo eso es ella, la siempre vida, ya que nunca morirá porque nosotros somos ella. Y no se crea que esto es pura poesía, no: nosotros somos ella porque fuimos carne de su carne, salimos de su mismísimas entrañas y durante un buen tiempo fuimos con su persona un sólo ser. Eso deja en el psiquismo de cualquier niño alguna huella, no puede ser baladí semejante conjunción que no tenemos con nuestro padre.
Entonces eso es la madre, una verdadera guardiana de nuestra vida, la que todo lo halla y la que todo lo sabe. Por más crecimiento, adolescencia, adultez, desencanto que exista, ella tiene un poder sin igual por sobre nosotros, que nunca perderá. Entonces es normal que en las condiciones normales de relación (esto quiere decir de mucho amor) sintamos una deuda eterna con semejante mujer ¿Cómo devolver algo a quien nos otorgó la vida? ¿Se puede? Imposible. Ella nos ha seguido en nuestros caminos sinuosos, con apoyos y espaldarazos de todo tipo, porque realmente nuestra felicidad es la de ella y no podría ser de otro modo.
El hijo, de esta manera, es un factor de perturbación para la madre, en ese mismo vínculo extremadamente afectivo. No por algo muchas sectas filosóficas de la antiguedad recomendaban no dejas descendencia: es que si uno busca una vida tranquila, imperturbable, apacible, un niño significa sinsabores, felicidades, miedos, temores, dudas y tanto más. Sin embargo, ¿para qué lo decimos? A la madre le importan poco esas elucubraciones; ya tocó el cielo con las manos al tenerlos, ya somos y seremos una parte tan preciada de su vida que nunca podría llegar a esas especulaciones. Al contrario, agradece tenernos, cada día.
Pero el hecho de que sea imposible de devolver algo igual no nos desplaza de intentarlo. En definitiva, tampoco hay una regla exacta para determinar los amores dados y recibidos. Lo que sí hay que saber es que es necesario ser atentos con ellas, cuidarlas, quererlas, mimarlas y, en lo posible, nunca dañarlas. No es lo mismo que nos caiga una pequeña piedra en un pie, que si lo hace un enorme peñasco. La primera puede generar algún daño menor, tal vez un moretón; la segunda nos mata, indefectiblemente. Un daño proferido a nuestra progenitora es una enorme formación rocosa cayéndole encima. Tengamos cuidado siempre de herir a quienes más nos queiren, porque toda esa hiel se multiplica.
Pero aquí, más allá de estas lecturas sucintas, nos convoca un hecho tan importante como el día de la madre, festejados a lo largo y ancho del mundo en distintas ocasiones y momentos del año. Suena trillado, pero hay que decirlo: el amor hacia esta mujer debe ser todos los días. Sí, lo repetimos, suena trillado y suele ser la crítica superficial de muchas personas. Sin embargo, lo remanido no quita lo verdadero: es un error pensar que el interés en una sola jornada restaña heridas y deja todo, digamos, bajo control. Recordemos que el amor debe expresarse con las grandes personas circunstantes en nuestra existencia todos los días.